Juana
1-12-2013 19:04hs
El Sábado 30/11 nos preparábamos para ir a comer un asado a lo unos amigos cuando llegó el mensaje de mi obstetra respondiendo a la foto enviada por WhatsApp por un brote que tenia por todo el cuerpo. “Andate ya al Otamendi, que te hagan ácidos biliares y me llamas”.
Llamamos por teléfono, sin orden no hacen ese estudio, Trinidad Quilmes, Palermo, Mitre, no sabían porque era complejo para un Sábado a la noche y solo había guardias en laboratorio, Instituto del Diagnóstico lo hacía…jamás me había atendido ahí, pero allá fuimos. Me hacen el laboratorio, no tengo colestasis, que era el temor de mi obstetra. Fuimos a comer a un Mc Donalds sobre Santa Fe, compre Caladryl en el Farmacity de enfrente, Caio me regalo unos jazmines y nos fuimos a casa, en el camino suspendimos asado, estábamos cansados, ya promediaban las 00.30 del 1 de Diciembre, ya en casa íbamos a mirar una película y nos quedamos mirando UFC, mientras por Twitter salían las primeras noticias sobre la muerte de Paul Walker; me fui a la cama, tenía dolor de ovarios, premenstruales, no lo había sentido nunca en el embarazo…me levante muchas veces a la noche, no era excepcional esa noche, cada noche del embarazo me desperté varias veces por noche y en el último mes, 1 vez por hora…Juana estaba en posición desde la semana 26 y su cabeza me presionaba la vejiga que parecía no vaciarse nunca. Fue una noche rara, no sabía cuando pero lo que si sabía era que el proceso había empezado…si, ese Domingo 1 de Diciembre de 2013, con 40 semanas, 4 días de embarazo y con una orden de desalojo mediante inducción al mediodía del 4 de Diciembre. No dormí bien…dormité, tenia sensaciones raras, perdidas, incomodidad.
Para el mediodía las pérdidas eran transparentes, no importaba si era pis, lo que importaba y yo no sabía cómo distinguir era si había fisurado la bolsa…discutimos eso con Caio parado en la puerta del baño y yo sentada en el inodoro:
-“Llamemos a la partera y le consultamos”
-“Y que le digo? No sé si fisuré o me pije?”
Me paré y rompí bolsa. 20 segundos de meo de elefante cayendo sobre el piso de mi baño, por suerte…fantasee todo el embarazo romper bolsa sobre el piso flotante y arruinarlo.
Empezó el plan salida de casa, Caio llamó a nuestro obstetra y dijo que nos veíamos en un rato, llamamos a la partera, y nos dijo: “En el Otamendi en hora y media”.
Tomé la leche con Nesquik, como cada mañana desde que tomo leche en vaso, reforcé el esmalte que luego me sacaron, me elegí un vestido, puse un lavarropas, me bañe, regué mis plantas, acomode y nos fuimos…con una toalla entre las piernas, nos fuimos. En el camino escuchamos Norah Jones…cábala en cada ecografía, íbamos tranquilos, avisamos a unos pocos, frenamos las ansias de acampar en el Sanatorio y llegamos al Otamendi, con un embarazo de 40 semanas 4 días, una bolsa rota y una reserva de cama fechada en Abril 2013; “No, no tengo lugar, no hay cama”, mi partera paso la mano por arriba del mostrador, agarro el teléfono y llamo a otro sanatorio…segundos después y como si hubiera hablado con un familiar se escucho el esperado “Listo, ya vamos para allá”.
10 minutos después yo estaba con el monitoreo pegado a la panza (algo que yo deseaba, escuchar a mi hija todo el trabajo de parto), el goteo puesto por decisión mía, vestida de hospital en una habitación linda y con mi marido…excelente.
Empezaron contracciones leves que controlábamos con una aplicación en el teléfono, cortas y suaves, largas y suaves, largas, menos suaves y mas juntas, juntas, largas y dolorosas, pegadas, largas y enloquecedoramente dolorosas…5 horas así y en cada contracción sentía a Juana cada vez más arriba en lugar de más abajo…al punto de que mi partera me dijera: “avisale a tu hija que no se nace por vomito”, al cabo de las 5hs, sin aire para recuperarme, con un marido que en cada contracción fue arañado, golpeado y que repetía como un mantra “mirame a los ojos, seguime, no te vayas”, cuando se me daban vuelta los ojos, pedí peridural. Hice fuerza en cada contracción para que Juana entre en canal de parto y nunca sucedió, pedí que me saquen el goteo, mi partera sostuvo que en un rato me ib a sentir mejor, eso nunca paso, sin goteo, fue peor porque mis contracciones propias eran las que hablaban…decidimos una cesárea, muy a pesar que soñé con un parto toda la vida.
Allá llegamos, al quirófano, casi delirando de dolor, con el con contracciones dolorosísimas…5 minutos después con la peridural dada y con la promesa del anestesista de darme un “ayudin” si dolía mas…me entregue, me entregue con alegría, me entregue con miedo, miedo a no poder sobrevivir, a no poder recibirla, a la vida, a la muerte, al amor, miedo…pánico, miedo a que no había vuelta atrás y todo fue una fiesta…muchas sonrisas, carcajadas, amor, me acariciaron, me mimaron, las primeras caras que vio mi hija fueron caras sonrientes y muchas voces dándole la bienvenida.
Y me la presentaron…vi una cosita peluda y violeta, se la dieron a su papá, para bautizarlo con la primera vez que agarraba un bebe en su vida, le di un beso y se fue con el.
Pedí a mi marido que la siga, que no la pierda de vista, mientras mi obstetra se reía a carcajadas al grito de “Quien te la va a robar, es la única beba con un quiste en el ovario!!!”
Terminaron la operación mientras yo dormía, porque había pedido el “ayudin” que me habían prometido. En la habitación llegaron las primeras visitas y mi hija.